martes, 11 de octubre de 2016

El otoño tardío







Ha llegado el otoño disfrazado de final de primavera. Aún en chanclas y con el moreno agarrado con alfileres, vuelvo a las mañanas de café y contemplación y me asombra el Vivir. Con la música de fondo acompañando mi respiración, como una batuta armoniosa que dirige con suavidad cada movimiento de mi pecho, me subo al mundo a jugar y me pregunto:

 ¿Qué quieres hacer hoy?...

¿De qué color quieres pintar las paredes que te rodean?
¿Qué aroma eliges para acompañarte aquí y ahora?
¿Como son las personas que están a tu alrededor?
¿Qué frecuencia se respira en el espacio que ocupas?

El otoño tardío, aún descolorido y seco me habla de soltar, soltar incluso mis propias preguntas, mis dudas, mis fantasmas. Soltar las viejas hojas que resistieron el verano y tantas estaciones, que tal vez no dejan espacio para que crezcan las nuevas, esa hoja que se te pegó a la espalda convirtiéndote en una Inocente fuera de temporada...

El otoño me habla de soltar, de amar con mirada nueva, de hacer espacio a los brotes verdes que anhelan su lugar. El otoño me habla de luz cálida a la espera de gotas de agua que arrastren las penas, los miedos. Me habla de botas de lluvia y charcos de la infancia, de calcetines y chaquetas de punto de color tierra, de olor a talco y a madera, de cosquillas y leche caliente... y agarro la hoja de mi espalda y me la pongo en la frente sintiéndome serenamente inocente.

Y mientras todo esta magia acontece... continúo sonriendo y sintiéndome en paz.

Almu Fuentes