lunes, 16 de noviembre de 2015

LO QUE YO PUEDO HACER POR PARIS



Miro ésta foto, real, de los hijos que me eligieron como madre y les veo caminar… Me resulta muy simbólica. Mi hijo mayor, sistémicamente camina el primero, ligero con mirada al frente, seguro, con un solo pie puesto en el puente, relajado. Mi hija detrás de él, siguiendo su paso, los dos pies en el puente, los brazos abiertos para ayudarse en el equilibrio… La tercera divertida, pero aún de mi mano, con ese toque de seguridad que da ir de la mano de mama, la cabeza girada, seguramente cantando, confiada, feliz. La pequeña en la cadera de mama, después de haber correteado por el centro del puente, aún no lo suficientemente ágil para estrechar su propio camino… Y me veo a mi, como una pastora amorosa andando por el centro, eligiendo el paisaje, eligiendo la senda…

Mi hijo mayor me decía anoche, mama he estado triste el fin de semana, no tengo miedo, pero estoy triste… Si hijo te entiendo, yo también lo estoy y hoy más que nunca, después de las cosas que ocurren en este mundo en el que estamos viviendo esta experiencia, nos tenemos que volcar hacia el AMOR.

Todo lo que ocurre fuera es un reflejo de lo que nos ocurre dentro. Por eso, hoy, más que nunca, podemos convertir esa tristeza en AMOR. Si yo comienzo por mi, si me amo a mi misma, si me alimento de amor, si no creo guerras a mi alrededor, si no me juzgo, si no me atormento, si no soy rígida conmigo misma, si me doy espacio, si me doy caricias, si me doy agradecimiento y me nutro de pensamientos positivos. Si en mi café pongo amor, si al hacer la cama pongo amor, si al preparar el desayuno pongo amor, si al mirar por la ventana pongo amor, si al mirar las hojas del otoño pongo amor... si al bajar al coche y saludar a mis hermanos pongo amor, si al conducir pongo amor, si al mirar a cada ser con el me encuentro pongo amor, si vuelvo a mirar esta foto con amor… estaré poniendo amor en mi y es mi grano de arena en esta tristeza que se cambia por amor.

Lo que ocurre fuera es el reflejo de nuestra falta de amor, de las guerras personales, pero no de religiones, no de hombres o mujeres, no del sistema contra el ser humano, no de los padres contra los hijos, NOOOO, es el reflejo de la falta de amor hacia uno mismo, de nuestro ego, de nuestra arrogancia, nuestra soberbia, nuestro duelo personal contra nuestro yo profundo.

Paris soy yo, yo soy la víctima, yo soy el verdugo, yo soy quien teme… y mientras escribo me brotan las lágrimas, no por Paris, sino por mi… Y por eso voy a poner amor en cada pequeña cosa que haga, por Paris, por el mundo.

Almu Fuentes