lunes, 10 de marzo de 2014

El hamster soy yo




Hoy quiero compartir en el blog, una anécdota que me sucedió hace unos años y que me ha estado "enseñando" muchas cosas desde entonces.

Estaba cenando en casa con un buen amigo, una noche cualquiera entre semana. Mientras conversábamos, un sonido se oía a lo lejos. Qué es ese sonido? me preguntó mi acompañante... es el hamster de mis hijos le contesté. Y qué hace para hacer ese sonido? siguió preguntándome, pues dar vueltas en su rueda, le volví a contestar. Ante mi sorpresa, se levantó de la cena y quiso ver al animal. Fuimos los dos al cuarto en donde estaba. El pequeño hámster beis, daba vueltas en su rueda a toda velocidad. Mi amigo Gus le miró sorprendido y luego me dijo rotundo: no puede parar!
Claro que puede! me reí ante la observación. No, no puede, continuó. No ves que a medida que sigue avanzando, le da a la rueda cada vez más fuerte y con eso la rueda cada vez gira más rápido?

Solté una carcajada, pero vamos a ver, es que nunca has tenido un hámster?

Volvimos a la cena y a nuestra conversación. El ruido se mantenía y al cabo de un rato, mi amigo Gustavo se levantó y me dijo: te voy a demostrar que no puede parar, que se quiere bajar de esa estúpida rueda y no sabe cómo. Metió su mano en la jaula y paró la rueda. El hamster se bajó y él se sintió aliviado y confirmó su creencia. Al poco tiempo y ya en el postre, el sonido regresó. Nos levantamos los dos y fuimos corriendo a ver al hamster, volvía a estar en la rueda. Le miré, me miró y exclamó: Será estúpido!!

A veces siento que estamos en esa rueda, girando y girando y sentimos que no podemos parar. Intentamos darle cada vez más rápido pensando que llegaremos a algún sitio y no es así. Hemos olvidado que tenemos el poder de parar. Pararnos y bajarnos de los pensamientos que nos llevan a ninguna parte, que nos empujan en una rueda agotadora, en un bucle confuso y en un esfuerzo inútil.
Nuestra parte más sabia nos ha parado varias veces, pero al igual que mi invitado, al final decide que es mejor dejarnos, que seamos nosotros mismos los que nos demos cuenta de lo que estamos haciendo, ya que esa será la única manera en la que aprendamos a no subirnos en ruedas que nos desgastan.

Mi rueda es mi pensamiento, mi ego. El hamster soy yo. La jaula es el mundo en donde creo estar metida. Lo bueno, es que también SOY, la mano que tiene el poder de pararlo... aunque lo haya olvidado.

Almu Fuentes