jueves, 7 de noviembre de 2013

Un hogar con olor a Cielo


Cada día, cuando entramos en casa, un olor nos recibe. Es el olor del hogar. Cada casa huele de manera diferente, no hay dos iguales. A todos nos pasa, la pituitaria está directamente relacionada con lo profundo, tal vez no nos hayamos parado a sentir, quizás no hemos puesto la suficiente atención, pero el olor está ahí, nos habla, nos cuenta que algo se está cocinando, espía al vecino que está pintando su casa o acuchillando el suelo. Nos provoca recuerdos el olor a chimenea tal vez de una casa lejana que ni tan siquiera identificamos. La naturaleza, las estaciones se filtran y participan también en el olor.

El olor se desprende de los pequeños rituales que llevamos a cabo, el olor a ropa recién lavada, a unas flores, a unas velas, a una colonia, incluso a un vacío. El olor nos habla cuando se ha fumado, cuando ha habido mucha gente, cuando hay animales, el olor se chiva de un pequeño descuido, de un experimento de los niños, de la presencia reciente de un amigo, de la visita amorosa de un ser querido.

Me encanta oler mi casa, giro la llave y entro y allí está, me abraza y me da paz, silencioso, sutil. Es solo un instante, luego uno se acostumbra y ya no lo siente, como todo lo bueno. Me gusta encender un incienso o una vela con olor a jazmín, cuidar el olor de mi ropa, la colonia de mis hijos, tener rituales olorosos que como fantasmas nos acarician y nos calman. Disfruto echando colonia a las camas, es sencillo, un bote de spray y unos toques mágicos sobre las almohadas, sobre las sabanas, para por la noche, al abrirlas volver a sentir el olor familiar, el olor a hogar.

Podemos poner atención en escoger los olores, recorrer los pasillos de un supermercado, abrir los botes y oler, sentir cual deseas para esa semana, uno nuevo que te inspire en ese momento, es un buen juego de atención plena. Comprar unas velas, probar nuevos olores, una crema para después de la ducha y un montón de cosas más.


Mi hija me contó ayer por la mañana, que a ella le encanta el olor de su casa y que sus amigas dicen, que nuestra casa "huele a cielo"... ¿puede haber una definición más bonita?

Almu Fuentes