domingo, 26 de mayo de 2013

Mi maestro: un gusano de seda


Me encanta tener gusanos de seda en primavera, es un ritual conseguirlos y buscar la caja en donde meterles. Localizar el árbol de morera para coger hojas frescas e incluso buscar proveedores entre tus conocidos y amigos.

Reconozco que para mi son unos maestros de Atención plena y paso mucho rato observando sus movimientos, su forma de comer, como van engordando, el color de su piel, por no hablar de cuando comienzan a hacerse capullos y se pegan a las paredes hilando alrededor de ellos, ese fino hilo de seda.

Después, esperar a que se transformen y salgan del capullo convertidos en mariposas... Uauuuuu, una vida entera pasando delante de nuestros ojos, sin importarles quienes somos ni por qué les miramos. Centrados en su trabajo y en su misión, sin cuestionar, sin exigir, sin hacer ruido, sin molestar. Moviéndose sigilosamente sin atacarse, compartiendo en la tranquilidad, en la misión personal... sin comparaciones, sin envidias, sin contar cuánto tarda cada uno, cuántos huevos ponen o qué esquina eligen...

Me encantan los gusanos de seda que me hablan de transformación como dice una buena amiga, pero también de calma, de paz, de silencio, de serenidad, de lentitud, de contemplación y de vida.

Y para los que elegimos disfrutar de ellos cada primavera... he encontrado una idea maravillosa para no tirar los capullos vacíos. La vida y los seres humanos no dejan de sorprenderme... y eso, me hace muy feliz.



almufuentes@gmail.com