viernes, 4 de enero de 2013

Aprender a silenciar


Cuánto hablamos muchas veces y que poco practicamos el silencio.
Hace un tiempo para mi, silenciar era sinónimo de "problema", si alguien estaba enfermo tenía que haber silencio, si estábamos enfadados también estaba el silencio de por medio...
Por suerte, mi camino personal, me llevó a encontrar el "silencio consciente" sin motivo ni causa aparente.
Desayunar en silencio, comer en silencio, cenar en silencio... es sencillamente una maravilla.

Apagar la tele, la música, las palabras, escuchar al silencio que tiene tanto que contarnos es una herramienta que nos aporta mucha felicidad, mucha paz, mucha serenidad.

Necesitamos el silencio, al igual que necesitamos comer, dormir, beber o amar. ¿Cuánto le dedicas al silencio? ¿poco? REGALATE SILENCIO y te estarás haciendo un regalo mágico.


Y no, el silencio no está solamente en el Tibet, no hay que raparse la cabeza ni ponerse una túnica, el silencio lo creas tu en cualquier momento... está ahí para ti y para mi. Vamos a disfrutarlo.

almufuentes@gmail.com