lunes, 24 de diciembre de 2012

Regalar con la intención de amar bien


Cuando mi hija tenía cuatro años, me pidió que escribiera yo su carta a los Reyes Magos.
Me dispuse a hacerlo y ella muy amorosa cerró los ojos y me dijo, mama escribe: quiero unas zapatillas muy bonitas para estar en casa y ya, también diles que gracias y que les dejaré agua para los camellos y comida por si tienen hambre. ¡Ahhhh y que les quiero mucho!

Mi desconcierto fué total... era una niña que podía pedir lo que quisiera, se supone que los niños piden muchas cosas, ¿por qué motivo mi hija solamente me pedía un regalo tan sencillo? ¿sentía tal vez que no merecía más cosas? ¿le preocupaba algo que no supiera?

Me equivoqué, no le hice caso, le compré un montón de regalos, aquellos que se equiparaban con el valor que ella tenía para mi y me olvidé de sus zapatillas...

Cuidado con los regalos, tenemos que escuchar a las personas que amamos, el dinero y el valor de las cosas no tiene nada que ver. Especialmente en éstos días en los que todo nos parece poco y tenemos poco en el bolsillo. Los verdaderos regalos, no cuestan mucho dinero, a veces incluso no cuestan nada. Es cierto que el regalo es una forma de amar maravillosa, pero seamos imaginativos, creativos y sobre todo, escuchemos con atención, silenciemos la decisión de qué comprar, para así comprar lo que el ser amado desea y no lo que nosotros deseamos para ellos.

almufuentes@gmail.com